Los hombres de Boris ya habían asegurado el perímetro
matando a los cinco hombres que hacían guardia de un disparo usando
silenciador, ahora tenían rodeada la fea casucha donde se escondían Fabrizio y
Luigi sin saber que estaban acorralados, Boris se acercó a uno de las ventanas
extrañado al oír voces enojadas, con sigilo echó un vistazo y prestó atención a
lo que decían.
—Te estoy diciendo la verdad ¡Madita sea!—replicó Luigi igual de
alterado que el otro.
—Pretendes que crea que se evaporó dentro del camión.
—No lo sé…yo…—titubeó confundido—tal vez cuando paramos en la calle de
servicio por el auto que estaba atravesa…—interrumpió Luigi sus palabras al
entender como si fuese una revelación lo que había pasado—Hijo de puta, ese
carro no estaba atravesado por casualidad, eso era un accidente, él lo tenía
planeado ¡Se ha ido a Italia!
Boris ensanchó los ojos, acaso había sido tan torpe y se había dejado
engañar, el italiano había escapado delante de sus narices.
El hombre calvó soltó una carcajada—así que tu jefecito te traicionó
primero, querías utilizarlo pero él te utilizó a ti primero.
Luigi lo miró con los ojos refulgiendo de furia—¡Cállate!
—No—dijo el calvo mirándolo fríamente—el que se va a callar eres tú,
pero para siempre—y ni bien terminó la frase le disparó certeramente en la
frente.
El cuerpo inerte de Luigi cayó pesadamente, mientras Boris miraba aún
sin digerir la situación.
Afuera uno de los hombres de Boris le susurró—Qué hacemos.
Su hombre asintió y dio la señal, disparándole desde la ventana, el
hombre cayó encima del cuerpo de Luigi sin siquiera tener tiempo para un último
pensamiento.
Mientras sus hombres limpiaban la escena Boris tomaba otro rumbo, conducía al aeropuerto de la ciudad al tiempo
que llamaba a un socio que tenía contactos en las fronteras para evitar que
Fabrizio Casiraghi saliera del país, en tanto estaba aún en shock, se había
convencido de que ese italiano era un muchacho inofensivo e inocente, había
criticado tantas veces a Kozlov por su excesiva confianza y él se había
equivocado de peor manera. Preocupado llamó también a Záitsev y lo puso al
tanto de la situación. En estos momentos toda precaución es importante.
Záitsev recibió la noticia con gran asombro, colgó con el ánimo por el
piso, de todos los escenarios posibles este jamás lo habría imaginado, una
punzada de dolor le afectó, había estado confortando a Kozlov hasta el punto
que ahora estaba animado esperando el retorno de su amor ¿Cómo podría decirle que
el chico era un traicionero? ¿Cómo decirle que no iba a volver?¿Que tal vez
ahora mismo estaba planeando vengarse de él? El viejo llevó sus manos al rostro
afligido —Pobre Kozlov, pobre—susurró sin tener el valor para volver a la
oficina junto a él.